Las denuncias contra presuntos hecho de corrupción en 2011,
posicionaban a la “marca Carrió” con el 1,8
% de los votos, y hoy con el mismo
posicionamiento marcario, la ubican
liderando con UNEN la ciudad de Buenos Aires, luego de un año y medio de Lanata
con altos índices de rating.
Podemos decir que la “marca Carrió” es la expresión
electoral de la “marca Lanata”. Teniendo en cuenta que la totalidad de las
denuncias sobre casos de corrupción de Lanata apuntan al gobierno nacional, y
en ningún caso al gobierno de la ciudad, el Espacio UNEN se impone al macrismo, porque más que el ataque al
gobierno, pesa la instalación del clivaje: honestidad-corrupción.
Los clivajes instalados definen el escenario pero no el
resultado, que está atado a diversas variables de índole política, económica,
social, de gestión de humores y percepciones, de formato y volumen y de impacto de politicas públicas entre otras.
En el enfrentamiento entre Massa e Insaurralde pesó más la
instalación del clivaje gestión=seguridad/cámaras= ondas de amor y paz,
instalado por parte de la campaña de
Massa, que el clivaje propuesto por la campaña de Insaurralde: K-no K, “estás conmigo y aprobás todo lo que hago o
sos de la corpo”, “en la vida hay que elegir”.
Seis de cada diez personas que eligieron al de Tigre, fundamentaron su apoyo en “los antecedentes de
Massa en la gestión”, es decir, la fama que construyó al frente de la
intendencia de Tigre. Curiosamente, sólo uno de cada diez personas votaron a Massa por su perfil
opositor, es decir que una parte importante de los votantes, piensa que es algo así como un “post
kirchnerismo”.
Siempre decimos que todo discurso con vocación hegemónica
debe incluir y superar a aquel discurso al que intenta desplazar y esto es uno
de los fundamentals del posicionamiento marcario de Massa, aún cuando
intercambió nutrido fuego con el gobierno nacional.
Los clivajes que fueron eficaces en 2011 no tienen porqué
serlo ahora
Massa ganó en el voto joven, porque sus clivajes fueron estratégicamente
los que más les convenían a su marca política
en ese segmento. El clivaje más eficaz hacia el interior del voto joven es
sin duda : “gato-autentico”, y ahí Insaurralde
se hubiera hecho más fuerte porque da más autentico que un Massa impostado que
repite muletillas y lugares comunes, se
saca el saco y con voz aflautada pregunta “¿quieren pelear?”.
Massa planteo un clivaje dinámico a futuro, desde una marca política nueva y sin
desgaste; “subite al micro no te pedimos nada”. Insaurralde planteo un clivaje
rígido, de pertenencia como factor atado a una instancia de identificación y
adhesión pasada.
La marca política sufre de entropía, se gasta, y requiere de homeostasis, dotarla de nuevos
significados e imágenes para ser disparados a la cabeza de los votantes. El “mensaje del día” de la marca política es
un “texto en contexto”. Teniendo en cuenta lo dinámico del escenario, para gestionar eficazmente una marca política debemos, más que” lo que decimos”, considerar, “a quien se lo decimos”, y más que
“quien vota”, debemos tener en cuenta “desde donde vota”.
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